Terapia adultos
La vida supone constante cambio y evolución. Desde que nacemos y, desde luego, en la vida adulta, vamos experimentando muchas vivencias felices y enriquecedoras. Pero también nos enfrentamos continuamente a dificultades, reveses y fuentes de dolor emocional.
Cuando sentimos malestar o estamos insatisfechos con la vida que tenemos, es el momento de plantearse la consulta a un psicólogo, con la finalidad de valorar, conjuntamente, la necesidad de una ayuda profesional para recuperar nuestro bienestar emocional.
La psicoterapia es un proceso de reflexión, conciencia y autodescubrimiento. Se trata de ir generando nuevas estrategias para enfrentarse a los problemas, abordar las dificultades propias de cada ciclo vital, y mejorar nuestra calidad de vida.
Ante las situaciones complejas y emocionalmente dolorosas, el psicólogo ofrece un espacio relacional para observar y comprender nuestros comportamientos, pensamientos, emociones y la forma de relacionarnos; el modo en que nosotros mismos nos vemos y como vemos a los demás; y como todo ello influye en el significado que damos a nuestras vivencias. Esto es la mentalización, un elemento esencial para hacer posibles los cambios externos e internos.
El objetivo fundamental de una terapia para adultos es ayudar a comprender y resolver problemas de la vida y a gestionar adecuadamente el sufrimiento emocional.
En qué consiste la psicoterapia para adultos
El proceso terapéutico consiste en una serie de entrevistas, en un contexto de trato cálido y cercano, en las que la persona que acude a consulta va a trabajar en equipo con el psicólogo para resolver los problemas que le preocupan.
En las primeras entrevistas, se aborda la evaluación de lo que sucede y el análisis funcional individual de cada caso para definir juntos los objetivos de la terapia. En esta primera fase, las entrevistas suelen ser de una hora, un día a la semana.
A continuación, se pasa al tratamiento psicológico propiamente dicho. Esta fase habitualmente implica, entre otras cosas, un análisis conjunto de lo que sucede, consejos sobre pautas de actuación y entrenamiento en ciertas competencias.
La terapia se completa con una fase de seguimiento. En esta se vigila la evolución de la mejoría y se evita que la persona recaiga en sus problemas anteriores. La frecuencia de acudir a terapia suele ser una vez al mes.
¿Necesito tratamiento psicológico?
Existen unos indicadores fundamentales a la hora de saber si es adecuado acudir a terapia de adultos para que un psicólogo nos ayude a afrontar nuestros problemas y dificultades. Destacamos:
- Presencia de sufrimiento prolongado en el tiempo. Puede existir presencia de sintomatología física.
- La problemática afecta a diferentes áreas de mi vida (personal, laboral, familiar, pareja, etc.).
- Repetidas veces he intentado poner solución a los problemas por mí mismo y no he sido capaz de mejorar la situación. Además, las dificultades se prolongan en el tiempo más de lo deseable.
- Empiezo a ver mi presente, pasado y futuro con gran pesimismo y desgana.
- No soy capaz de disfrutar en mi vida cotidiana de cosas que antes me resultaban placenteras.
- La comunicación me supone un distanciamiento de los demás.
- Nos sentimos solos o incomprendidos, con cierta sensación de desazón.
- Pensamientos recurrentes que no nos permiten un respiro, y no conseguimos parar de darle vueltas a la cabeza.
- Los miedos mandan en nuestra vida condicionándonos la cotidianeidad.
- Nuestro cuerpo empieza a protestar. Los médicos no logran un diagnóstico orgánico para los síntomas y ponen la etiqueta de estrés.